¡Se cayó la Santísima Trinidad!


     Para elegir el tema de la Jornada de la Infancia Misionera se acostumbra seguir las indicaciones de la Iglesia para el año, así una vez el tema fue Dios Padre, el siguiente año Jesucristo, luego el Espíritu Santo y después en el año 2000 La Santísima Trinidad.
Los diferentes grupos representan lo que ven el afiche y con gran ingenio y astucia solventan las dificultades que pueda presentar cada caso.
Ese año debía entrar "la Santísima Trinidad" en TRINICICLO por el pasillo central de la Iglesia para comenzar la celebración. La expectativa era enorme , ¡que sí, que viene! decían los niños y los ojitos les brillaban de emoción...
Comenzó la música y apareció aquella escena inolvidable y todos los ojos quedaron fijos en las tres personas, para recibirles, ¡venía La Santísima Trinidad tal cual la habían visto en el afiche! pero venía muy despacio, despaciiiito, demasiado lento y de repente, insólitamente a velocidad increíble, voló el Espíritu Santo, Jesús cayó sentado y el pobre Dios Padre rodó aparatosamente volcando con todo y moto. Y se oyó un grito alarmado del padre desde el presbiterio ¡Se cayó la Santísima Trinidad! ... ¡Ave María! dijo una monja sorprendida, ¿qué ha pasado?
Pues así ocurrió, aunque la cosa no pasó a mayores y con la misma que cayeron, se levantaron y arrancaron nuevamente como diciendo "aquí no ha pasado nada".
Pero... ¿Por qué se cayeron? Se cayeron porque "dios padre" no sabía manejar la moto y en lugar de acelerar frenaba y "jesús" que era el dueño le decía entre dientes, acelera, acelera, dale chamo y el niño no atinaba, hasta que un joven animador que a gatas venía detrás de ellos se dispuso a empujarlos coincidiendo con el momento en el cual el niño aceleró.
La historia es que a las monjas les había costado mucho convencer al dueño de la moto, que era hermano de una de las niñas del colegio, para que la prestara, hasta que hablándole de aquello de compartir, ser generoso, el sacrificio, etc y vistiéndolo de Jesús, lograron convencerlo. El niño que hacía de Dios Padre no podía hacer de Jesús porque era muy gordito, por eso debió manejar en aquella ocasión tan portentoso vehículo.
Así entre un "yo te lo dije sor" y una alegría contagiosa estuvo realmente presente en la Eucaristía La verdadera Santísima Trinidad rodeada de sus ángeles de la tierra.

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